Una importante muestra se exhibe en el Museo MALBA. La obra, de características muralísticas, ha sido realizada por el grupo Mondongo, pareja de jóvenes artistas argentinos, basada en la pintura “Manifestación”, de Antonio Berni una de las obras emblemáticas del artista y pieza central del arte argentino del siglo XX, perteneciente a la Colección Malba.
En plena crisis económica y social Berni regresaba al país después de su estadía en Europa. Conmovido por la situación que atravesaba el pueblo trabajador, emprende un camino de solidaridad con el reclamo colectivo creando un nuevo realismo en arte, reflejado en dos imponentes pinturas: Manifestación y Desocupados que retratará de un modo tan profundo como simple la llamada “década infame” de los años 30.
Berni trabaja a escala monumental sobre bolsas de arpillera cosidas, telas que se utilizan en la industria azucarera y en ellas pintó a los trabajadores, haciendo foco en sus retratos y así identificó cada etnia y pertenencia social de la Argentina de su época. Queda claro, entonces, que la elección de la arpillera no fue una anécdota o un capricho, sino la búsqueda consciente de un recurso expresivo. Este espíritu de experimentación con técnicas y materiales no tradicionales se verifica a lo largo de toda la carrera artística de Berni.
Este recurso muy muralístico, es el que el grupo Mondongo destaca y utiliza para su nueva versión de Manifestación, que re elabora y actualiza sentidos y reclamos. Si aquella de Berni, fue una manifestación por la desocupación y el hambre, ésta nueva reedita el tema apostando a la vigencia del reclamo, esta vez situada en Plaza de Mayo, con fondo de Cabildo.
Manuel Mendanha y Juliana Lafitte trabajan juntos hace 25 años. Han probado diferentes materiales pero para la obra que exponen en el Malba, la plastilina de colores ha sido la clave, ya que les permite modelar y pintar a la vez. Hay retratos donde la plastilina fue derretida y hasta construyeron pinceles especiales con pelos de metal para difuminar los tonos.
Fui especialmente a ver la muestra de Mondongo, no sólo por que alude a Berni, sino que además me resultó chocante el hecho de que la instalación de una casilla igual a una real de cualquier villa miseria, sea el paso previo obligado para el público para ver la exposición.
Me pregunté entonces cual sería el objetivo de instalar una villa real, literal dentro de un museo moderno y pulcro como el Malba. ¿A quién va dirigido el mensaje?
Al principio lo tildé de obsceno, a mi subjetividad le causaba rechazo. Al llegar al museo, con un grupo de alumnas de dibujo, noté que muchas personas observaban con interés. ¿Será que no conocían de cerca como viven los pobres? ¿Será que es más fácil ver la pobreza cuando se la monta una escena de ficción? Quizás sea por esta razón que la casilla puede ser observada.
Al fin percibí el espíritu de Antonio Berni allí. Él fue el primero en recoger chatarras y todo tipo de elementos de descarte, precisamente para visibilizar a los protagonistas de sus obras, que, siendo trabajadores de sectores marginales, era necesario representarlos con los materiales de su entorno cotidiano: los deshechos y excedentes del capitalismo. Ya sabemos que los asentamientos se formaron por la migración de provincianos hacia las ciudades grandes en busca de mejores horizontes de trabajo. Y que derivan del desfasaje de la distribución de la riqueza, donde lo único que se derrama para estas gentes, son sobras y polución.
Hay un detalle no menor que impacta y refuerza aún más el mensaje: una réplica agigantada del cuadro Sin pan y sin trabajo, de Ernesto La Cárcova, realizada con maestría por los dos pintores (foto); un lienzo ubicado en la parte más grande, lo que sería el comedor de la casilla. La situación del cuadro impacta gravemente; una pareja soporta una huelga obrera, sin pan y sin trabajo. El hombre sacude su puño de bronca, las herramientas quietas sobre la mesa. La mujer amamanta a un bebé con un pecho enjuto, sin alimento ella misma, maternando sólo con las pocas reservas que le quedan, su voluntad, su amor, su deber.
La pareja que integra Mondongo, toma el legado de Berni, lo resignifica y actualiza. Y lo muestra en un espacio privado porque no tienen cabida en el sector estatal, que hoy, en vez de representarnos, se postula como enemigo del pueblo.
La falta de apoyo a las producciones artísticas, la poca difusión de las existentes, que son muchas, más la crisis económica que nos agobia, ponen en peligro la cultura argentina y por lo tanto la identidad nacional. Por eso esta visita puede ser vista como una oportunidad de reflexión, para que cada quien tome posición frente a la propuesta.
Este arte que interpela, incomoda, cuestiona y denuncia, también puede ser disfrutable, porque condensa una poética propia en el modo en que están utilizados los materiales. Si hasta las arañas han tejido sus telas en la casilla MALBA, al fin museo de arte, cuya fundación posee las obras más representativas del arte de toda Latinoamérica. Obras en las que el mensaje prehispánico pisa fuerte y marca estilo. Donde lo criollo y el mestizaje tienen mucho para decir de nuestras vapuleadas raíces ancestrales, con historias de despojos y desarraigos, de luchas obreras y campesinas, una realidad tan latente que duele, y nos subsume en el más profundo dialogo con el inconsciente colectivo del cual cada uno somos parte.
Considero que ver esta propuesta en este momento crucial, puede contribuir a afirmarnos para pensar quiénes somos y adónde vamos. Rescato el espíritu lúdico de Mondongo, que, con sus plastilinas de todos los colores y tonalidades, realizaron una obra monumental, así como gigante es el corazón del arte de nuestro país, que cuando es genuino, late al son del pueblo que lo inspira.
- Museo MALBA. Av. Figueroa Alcorta 3415, C1425.Cdad. Autónoma de Buenos Aires
- De lunes a domingos de 12 A 19 hs. Hasta el 30/9 de 2024
- Entradas con descuento a jubilados, estudiantes y docentes. Miércoles: Gratis
- Visitas guiadas: Lunes y jueves a las 17:00. Incluidas con el ticket de ingreso al museo.
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