El profe de las Plazas y Parques de la Ciudad

por | Dic 5, 2025

Cómo se gestó el Proyecto de Biocorredor Educativo que llevó a que el Prof. Federico Colombo fuese distinguido como “Docente Inspirador”

Suena lindo y se siente aún mejor, aunque debo reconocer que recién estoy comenzando a familiarizarme con el concepto surgido del concurso “Docentes que inspiran 2025”. En los siguientes párrafos voy a tratar de compartirles la génesis que terminó por construir esa imagen comunitaria, fundamentada fuertemente en el trabajo realizado desde el aula, o fuera de ella, durante más de una década.

En la búsqueda de generar impacto, tanto en la vida de mis estudiantes como en el resto de la comunidad, fui dejando de lado la educación netamente enciclopedista para darle paso al aprendizaje basado en proyectos, en particular asociados al cuidado del ambiente, a través de propuestas disruptivas que terminaron por “romper” las paredes del aula para salir al “Mundo”. Con el tiempo, esta metodología de trabajo se convirtió en una marca registrada de mis prácticas de enseñanza, que terminaban por situarme en un patio, una terraza, un parque, una plaza o incluso en reservas naturales.

Este salir al “Mundo”, fue generando múltiples proyectos de educación ambiental con fuerte impacto socio comunitario que, en un principio, me conectaron con diferentes instituciones tanto locales como nacionales e internacionales. Es así como en 2018 junto al Programa “Escuelas Verdes” del Ministerio de Educación co-creamos la Red por la Sustentabilidad entre escuelas de la Ciudad de Buenos Aires tan nombrada y multipremiada por estos días. 

Estarán pensando que cambiar radicalmente las prácticas de enseñanza fuertemente asociadas al libro de texto, los cuestionarios, las lecciones orales, la acreditación puramente teórica de los contenidos curriculares entre otras acciones a las que la escuela nos acostumbra fue una misión imposible, sin embargo aunque parezca que me enfrentaba a este desafío en soledad, pronto descubrí que estaba gestando una construcción colectiva, en un nicho tal vez poco explorado pero con muchos actores comunitarios listos para ser agentes de cambio y contribuir a “romper” esas estructuras tradicionales y tender puentes en el contexto actual de los niños, niñas y adolescentes de hoy y la escuela, en un mundo tan dinámico como instantáneo de juegos por celular. 

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No crean que este fue el único desafío al que me enfrenté. No perderse en la salida de campo, en la acción directa, en la exploración y poder conceptualizar lo observado y cambiar la mirada de los demás (y en simultáneo la mía también) en cuanto a esta manera de construir conocimiento, son los verdaderos desafíos de innovar. La forma de enseñar también es contenido

Sin desconocer que hay cosas que solo se aprenden en la escuela, sin perder de vista el contenido curricular que debemos transmitir, estaremos listos para planificar acciones disruptivas sin vulnerar el derecho de los estudiantes a aprender lo que no se aprende en otro lugar. 

Por citar tan solo un ejemplo, estudiar filogenia molecular deja de ser un contenido abstracto para convertirse en un árbol evolutivo de peces del estanque del parque o del patio de la escuela donde el estudiante hasta se apropia de nombres científicos de las distintas especies sin que sea un trabajo de memoria a corto plazo, efímero como mucho de lo que pasa en la escuela. Al mismo tiempo el desarrollo de este tipo de propuestas didácticas permite el abordaje transversal de la educación ambiental y el contacto con la naturaleza generando espacios de que contribuyen a la salud socioemocional de toda la comunidad educativa en concordancia con el Plan Estratégico Buenos Aires Aprende. 

De esta manera, si logramos un equilibrio que permita no perder el rol de la escuela como transmisora de cultura, podremos construir saberes de manera significativa desde lo empírico incluso convirtiendo al aula en generadora y divulgadora de conocimiento. 

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¿Este es el camino? Yo creo que sí, ya que tanto estudiantes y sus familias como mis propios colegas así lo indican a través de la construcción colectiva que se genera en cada propuesta didáctica, que termina en una verdadera apropiación de conocimiento multidisciplinario, puesto en juego en diversas instancias de divulgación científico-técnica que trasciende las paredes no solo del aula sino también de la escuela. 

El próximo desafío, buscará devolverle a nuestra Ciudad parte de su patrimonio Natural perdido a través de la reinserción de Peces Killi extintos hace ya más de 70 años y vistos por última vez en nuestro Barrio Vélez Sarsfield. Las acciones directas ya comenzaron con el montaje de un estanque representativo de humedal Pampeano permanente, junto a un bosque de nativas en el Vivero de la Ciudad, situado en el Parque Avellaneda. 

Así mismo continuaremos desarrollando lo que denominamos “Micro reserva de biósfera escolar” en el predio del Espacio para la Memoria y la Promoción de los DDHH ex Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio “Olimpo”, que el pasado 27 de noviembre fue declarado de “Interés para la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos, la Educación y el Ambiente” por la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Para finalizar, y luego de múltiples gestiones, con el apoyo del Ministerio de Educación de la Ciudad y profesionales de renombre como el Dr. Gabriel Burgueño de la Cátedra de Planificación y Diseño de Paisaje de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires, estamos esperando la respuesta del presidente de la Junta Comunal de nuestra Comuna 10 Lic. Juan Manuel Oro, para que nos indique el espacio de la Plaza Vélez Sarsfield que generosamente le cedió la Comuna al Instituto La Candelaria para que este construya un bosque de plantas nativas representativas de nuestra eco región, que funcione como aula a cielo abierto comunitaria para las escuelas cercanas a dicho espacio lo que generará que miles de niños, niñas y adolescentes puedan acceder, como lo hacen mis estudiantes, a prácticas de enseñanza innovadoras fuera del aula en contacto con un entorno natural significativo para el barrio que promoverá la salud socioemocional de toda la comunidad. En este sentido, quiero invitar a todas las escuelas de la Comuna que quieran formar parte activa de la Red por la Sustentabilidad.

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¡Vamos por buen camino!

¡Sigamos haciendo lío!