Aliviar el padecimiento psíquico, es el objetivo de nuestro trabajo profesional. Comunicar nuestra experiencia posibilita que se haga extensible y asequible. Es establecer un puente con ustedes, los lectores.
En esta oportunidad, retomaremos la importancia de la Salud Pública, a partir del lugar de la Salud Mental y los padecimientos actuales.
No hay Salud sin Salud Mental. La Salud Mental no se encuentra escindida de la Salud, posee un lugar de relevancia e indiscutible hoy día.
En nuestro país y fundamentalmente en la década de los sesenta, la incorporación en el sistema sanitario de los Psicólogos, y luego de otras profesiones, transformó el abordaje de personas con padecimiento mental. Hoy día no cabe duda que la prevención, asistencia y rehabilitación pública debe ser interdisciplinaria y también intersectorial.
Si bien a lo largo de la historia, la Salud Pública ha sufrido los avatares de las políticas imperantes, el trabajo de quienes formamos parte del sistema público ha permitido un progresivo desarrollo.
Actualmente se nos plantean algunas dificultades ya que la Salud Mental requiere de un presupuesto que lejos está del que debe ser hoy día, pese también a lo reglamentado por la nueva ley nacional de Salud Mental. Este ámbito de la Salud, sigue siendo el más relegado. Esto trae aparejado obstáculos a la hora de poner en práctica algunos de los objetivos que sostiene está la nueva ley, como el tratamiento en la comunidad de quién tiene un padecimiento mental, evitando la institucionalización y promoviendo la reinserción social. Los dispositivos para ello, son insuficientes y en algunos lugares inexistentes
Paralelamente, el incremento de algunos cuadros clínicos luego de la pandemia y/o la exacerbación de otros; ha hecho más visible algunas cuestiones:
* El lugar que tiene la salud mental para el adecuado desarrollo individual y social del sujeto * La salud mental como medio para la restitución y /o rehabilitación de la salud física cuando está se encuentra vulnerada por una afección
* La salud mental como garante de la salud del sujeto, entendiendo está desde una dimensión integral, es decir psíquico, físico y social.
Por otra parte, el tránsito por la pandemia puso luz a las formas de padecimiento psíquico actual con el aumento de las mismas: ansiedad, depresión, consumo problemático de sustancias y otras adicciones: A la tecnología, el juego.
En la actualidad y citando en este punto a la Lic. Devora Kestel, psicóloga argentina que trabaja desde hace años como Directora de Salud Mental y consumo problemático de sustancias de la Organización Mundial de la Salud; la depresión ocupa uno de los cuadros más limitantes para el desarrollo subjetivo a nivel mundial y continúa incrementándose en los diferentes estratos sociales. Señala además que el padecimiento mental a nivel social sigue siendo «un tabú» y que resulta necesario fomentar la comunicación.
En este sentido, la comunicación resulta ser una forma de derribar ciertos prejuicios que están presentes socialmente. Dichos prejuicios hacen que muchas personas no demanden tratamiento. Actualmente una de cada ocho personas con padecimiento mental demanda atención. Esto genera en el sujeto mayores limitaciones. El aislamiento es una de las manifestaciones del padecer, que agrava el cuadro.
Las alteraciones en el dormir, y/o en la alimentación, la falta de motivación, cambios abruptos en el estado anímico o en los hábitos son signos que requieren de atención.
Consultar a un profesional o acompañar a quien lo requiere, es una forma de evitar que se generen barreras . Barreras que vulneran la salud psíquica y la vida de relación de quienes lo padecen y también de su entorno.
Por eso la transmisión de nuestro quehacer es la forma de promover la comunicación: puente para aliviar el sufrimiento psíquico y puente de prevención para la salud.
Esta nota fue publicada originalmente en la Revista Floresta y su Mundo edición 391 (Octubre 2023) ©
Notas Anteriores:
Septiembre 2023: La Salud como un derecho
Agosto 2023: Familia y Salud Mental