Hace unos días  un muchacho, refiriéndose al billete de dos mil pesos me dijo: “¿Y a esos dos quién los conoce?”. Me entusiasmé, le dije “¡Yo los conozco!” (no personalmente claro, no tuve la suerte y no soy tan mayor…) Ellos son Ramón Carrillo y Cecilia Grierson.

En principio, hoy haremos una referencia sobre el primero, ya que nos servirá para pensar en relación a algunas problemáticas actuales de la salud.

“Ramón Carrillo, el padre del sanitarismo en la Argentina, fue un destacado neurólogo y neurocirujano, que llevó a cabo una transformación sin precedentes en la salud pública de nuestro país desde una concepción social de la medicina. Creía que ésta debía orientarse «no hacia los factores directos de la enfermedad –los gérmenes microbianos– sino hacia los indirectos”. “La mala vivienda, la alimentación inadecuada y los salarios bajos –sostenía– tienen tanta o más trascendencia en el estado sanitario de un pueblo, que la constelación más virulenta de agentes biológicos””[1]

Fue el primer ministro de Salud de Argentina, lo cual quiere decir que antes de su gestión, que comenzó en 1946, no existía un Ministerio de Salud.

Además de la construcción de hospitales, y distintos tipos de establecimientos de atención y abordaje de problemáticas vinculadas a la salud, “en su gestión se estableció la gratuidad de la atención de los pacientes, los estudios, los tratamientos y la provisión de medicamentos. Un novedoso tren sanitario recorría el país durante cuatro meses al año, haciendo análisis clínicos y radiografías y ofreciendo asistencia médica y odontológica hasta en los lugares más remotos del país, a muchos de los cuales nunca había llegado un médico” (1).

“Se lanzaron planes masivos de educación sanitaria y campañas intensivas de vacunación, con lo que en pocos años se logró la erradicación del paludismo, la eliminación de las epidemias de tifus y brucelosis, se logró combatir casi por completo la sífilis y disminuir la incidencia de la enfermedad de chagas. Además, el índice de mortalidad por tuberculosis se redujo en un 75 por ciento y la mortalidad infantil descendió a la mitad. Se crearon más de 200 centros de atención sanitaria en todo el país y más de medio centenar de institutos de especialización. También impulsó la creación de la primera fábrica nacional de medicamentos, ideada para el abastecimiento de remedios a bajo precio. También apoyó a laboratorios nacionales, a través de incentivos económicos, procurando que la población tuviera acceso a los remedios” (1).

“Jorge Rachid es un fiel seguidor de la escuela carrillista. Médico sanitarista y docente universitario cuenta que la obra de Carrillo es estudiada en todas partes del mundo y opina que hay que celebrar el volver a poner en discusión el pensamiento de Ramón Carillo, un negro del interior del país; un santiagueño que fue candidato al premio Nobel de Medicina y se dedicó a ejercer una medicina al servicio del pueblo”.

“Carrillo nos dejó muchísimas enseñanzas a partir de la medicina social que en el mundo entero se estudian como epidemiología crítica, ¿que es eso? son las determinaciones sociales que afectan la salud, como el cambio climático, los salarios, los medios de producción, entre una larga lista. ‘Mientras los médicos sigamos viendo enfermedades y olvidemos al enfermo como una unidad biológica, psicológica y social seremos simples zapateros remendones de la personalidad humana’, decía Carrillo»” (2).

Queremos destacar la importancia del derecho a la salud y a la atención pública. No deberíamos perder derechos para poder valorarlos. La salud, que siempre debe pensarse como salud integral, que responde a múltiples factores, de ningún modo debiera entenderse y/o estar regida por el mercado o por intereses privados.  La salud pública debiera ser un derecho humano inalienable y debe constituir una política prioritaria de Estado.


[1] Pigna, Felipe. Ramon Carrillo. Precursor del sanitarismo argentino. En www.elhistoriador.com.ar

[2] Ministerio de Cultura de la Nación. Ramón Carrillo, el primer ministro de la Salud de la Argentina. En www.cultura.gob.ar

Esta nota fue publicada originalmente en la Revista Floresta y su Mundo, edición N° 390 (Septiembre 2023)

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