Ya desde mediados de año, el galpón de la Plaza del Corralón que en pandemia tuvo destino de vacunatorio, se encontró alojando a la Escuela de Circo de la Ciudad de Buenos Aires. Es una historia que podríamos comenzar en el año 2017, en que Julieta Movia toma la dirección del Polo Circo que funcionaba en los terrenos que el Ejército Argentino tiene junto Hospital Garraham, donde con mucho esfuerzo lograron volver a poner en funcionamiento esa carpa, que luego la pandemia, tormentas y problemas de mantenimiento terminaron de arruinar. En la post-pandemia le ofrecen a Julieta mudarse a Floresta y lo que vino es lo que nos cuenta ella en esta entrevista, en la que asegura que el 2023 es de un nuevo comienzo y que en 2024, esta escuela va a estallar.

Apenas al entrar se respira aire de circo. Telas de colores por doquier adornan las paredes, los pasillos, las rejas. Nos recibe Julieta con un vestido muy floreado y zapatos de talla normal pero como de la payasa que es, mientras sonríe y repara con una aguja enorme la costura de una colchoneta. Nos presentamos. Es alegre, didáctica y contundente para definir su tarea y el proyecto. Se siente la felicidad en la tarea de todos, desde los docentes hasta el muchacho de seguridad.

Recorremos las instalaciones: una oficina a la entrada, el salón azul que es más chico y el espacio grande con las telas y los trapecios en donde dos decenas de chicxs aprenden una coreografía de malabares con clavas. Y Julieta nos cuenta que:


En la remodelación no tocaron la estructura original del galpón, entonces la arquitecta de infraestructura cuando le dije que tenía que colgar los aparatos hicimos un convenio, vino un ingeniero y nos aprobó determinados puntos para colgar los aparatos. El entrepiso no lo tenemos habilitado para circular, al principio me pareció una pena pero nos explicaron los que saben que los chapones están soldados con puntos no están cosidos y si pones mucha gente haciendo peso en un lugar el chapón se puede levantar.

El proyecto original es una Escuela de Circo. Yo soy de la primer camada que salió de la Escuela de Circo de los Videla, tengo 52 años… Los comienzo de todos los que no éramos de familia de circo fueron autogestivos, comenzamos a dar clase por el 98, 99. Era maestra de Danzas clásicas recibida en la Escuela Nacional de Danzas, tenía toda una parte pedagógica, me casé con un cirquero de escuela de circo y de ahí empezó el recorrido.

Siempre nos especializamos en Circo Social. En el 98 vi un proyecto en Puerto Pibes del Gobierno de la Ciudad del primer encuentro de Circo Social de Latinoamérica en Argentina y dije “yo quiero laburar ahí”. Averigüé que secretaría era, me presenté y les dije “quiero hacer eso” y un año después me llamaron y empecé a laburar en “El Caina”, un centro de día para pibes en situación de calle que estaba en Paseo Colón y Autopista y así empecé con el Circo Social… El circo tiene un montón de ramas y lo que me interesaba era poner un granito de arena y laburar con los pibes transversalmente… el objetivo no era tener un trapecista, un malabarista, si el pibe lo tenés ese día en esa clase, estás haciendo las cosas bien…


¿Esa experiencia está transpolada a la experiencia de hoy?
Está todo junto, circo social y también daba clases en lugares privados donde podía cobrar un poco de dinero y haciendo espectáculos… pero estamos hablando de hace treinta años. En 2017 que ya era más grande y empecé a ver mucha gente joven que enseñaba y había bastante riesgo y poca responsabilidad en lo que tenía que ver con las clases de circo, había gente que no era apta… yo había hecho una educación formal artística con la danza ¿porque no el circo? Y empecé con la idea de la Escuela de Circo. Siempre me dediqué a lo pedagógico, a estudiar, en la convención de malabares me encargaba de los talleres… Y en 2017 lo convocaron a Fernando Chacovachi para reabrir el Polo Circo, yo le dije “agarralo” que era lo que queríamos, la comunidad de circo planteábamos que ese era un lugar manejado para pocos, había en circo un material a nivel humano muy grande pero no teníamos acceso a ese lugar. Chaco al final no quiso agarrarlo por diferencias políticas, yo presenté un proyecto a Iambrich en ese momento director de Promoción Cultural, para tener Polo Circo abierto todos los días, cada proyecto con su presupuesto, el personal… la escuela de circo para niños era lo más barato y me aceptaron solo eso. Entonces la abrimos, estaba todo caído, todo cerrado pero la Escuela de Circo funcionaba. La escuela tiene un proyecto de tres años de duración, eso lo traspasamos acá. En el Polo Circo era Escuela de Circo, solo podías venir a cursar la escuela, eso te implicaba dos veces por semana cuatro horas cada vez y hacer todas las disciplinas.
En la pandemia me di cuenta que también podía sumar más gente, entendiendo que esto es público y cuanto más gente lo pueda aprovechar mejor, podíamos separar esas clases que eran unificadas y que hubiese talleres con la opción de hacer todas las disciplinas, entonces ahora acá tenemos gente que está haciendo la prueba piloto de la Escuela de Circo y gente que viene solo a algunos talleres.

La escuela de circo es a partir de 14 años, las clases de Circo Integral para niños de 10 a 13 años son los miércoles de 19 a 21 hs. La inscripción para 2024 se abre en Marzo junto con los talleres de todos los centros culturales.


¿Cómo fue la experiencia de llegar a Floresta?
Primero con una emoción tremenda… El primer día estuve con Mabel, de la Asamblea, que me dijo “hola que tal, hace dos años que estamos mandando mails el gobierno, que se comprometió con nosotros a cuando estuviera remodelado devolvérnoslo”. Sos la primera persona con la que me cruzo, Mabel, esperá que abro y charlamos. Fue lindo pero fuerte, sobre todo para algo que no tenía respuesta para darle.
El lugar es hermoso, como un sueño para mí, con treinta años de laburo tener un cartel que diga Escuela Integral de Circo de la Ciudad. Es educación gratuita de calidad… uno podría decir “es solo un cartel” pero el contenido del cartel lo escribí yo, estoy segura que está bien, que es un buen proyecto, una buena formación, los docentes planifican. Elegí a los que entendía que eran los mejores docentes para trabajar conmigo en este proyecto de la escuela de formar gente en este primer paso por el circo. La idea podrá ser en un futuro que los que egresen de acá no tengan que rendir examen para las universidades de circo por ejemplo. Los docentes saben mucho, está todo muy organizado, sabemos con qué objetivos comenzamos, el tránsito y como queremos llegar a fin de año.

¿Qué aporta a un chico, un joven hacer circo?
La escuela no está pensada para niñes o jóvenes en particular, de hecho no tenemos edad límite hacia arriba, creo que cualquier persona –que son bases de la educación no formal- en cualquier momento de la vida que esté puede aprender… De hecho nuestra mayor población es de 18 años en adelante, tenemos un alumno de 58 años, nuestros docentes tienen la cintura para poder laburar con uno y con otro.

En las clases siempre hay más de un docente, son dúos o tríos. Hay varias disciplinas, los lunes acrobacia aérea (trapecio, aro, telas) y teatro físico, los martes circo integral (acrobacia aérea, parada de manos, malabares y elongación), los miércoles acrobacia aérea y clase integral de circo para niñes y los jueves acrobacia de piso. Si hacés la escuela tenés que hacer todas, tenés que venir lunes, martes y jueves. Si querés hacer solo acrobacia de piso, venís los jueves.

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La cultura construye todo, la identidad y me parece que el marcar la educación del circo es algo que necesitamos para nuestra comunidad, pensando en la comunidad de circo en principio, que estaba muy desprolija y desregulada absolutamente. En pandemia para reinstalar la escuela empiezo a recorrer clubes de barrio y todos dan tela que es la vedette y como profesional ves cómo están colgados y decís “esto lo colgó alguien que no sabe”, entonces enmarcar en lo formal como escuela, es que lo que se está brindando acá está planificado y luego chequeado por gente que tiene experiencia. Y también tomando como experiencia otros lados porque no tenemos experiencia con “el circo” y la formalidad…


Creo que en realidad es para tomar conciencia de la importancia de lo que hacemos pero del riesgo que corremos. Si nuestro instrumento vamos a decidir que sea el cuerpo, te tenés que formar con alguien que sepa cómo explicarte como cuidar ese cuerpo, no da todo lo mismo y no es todo igual. Y ahí llegan mis tocs de bailarina: llegás diez minutos tarde y no hacés la clase, soy una bruja.

Un poco de disciplina está bien…
Tengo una hija de catorce que le decís “disciplina” y te grita te salta a la yugular… Yo digo a los chicos “si vos llegás tarde a la clase y te dejo hacerla primero no te hago un favor, te comiste la entrada en calor que es la parte donde te enseño a cuidar el cuerpo. Además si te estoy formando como artista y te enseño que da lo mismo llegás veinte minutos tarde lo hacés igual, tampoco te estoy dando un buen ejemplo en lo laboral. Si vas a decidir ser un artista callejero y convocás o tenés un cartel que decís a las 17 horas hay función y vos llegás a las 17 la gente no te va a esperar en una plaza media hora que vos te prepares, tenés que llegar antes y a las 17 decir “empieza la función”. Si laburás en un circo…


Hay que preparar el espacio, concentrarse…
Esas cuestiones me parece que está bien aprenderlas, yo no las aprendí sola, tengo mucho recorrido… hace 28 años me hice una enferma del horario porque teníamos que hacer una animación infantil con el padre de mis hijos y se nos quedó el Falcon sin nafta y sin gas, llegamos al cumpleaños cuando había terminado… el pibe de ese cumpleaños no se olvida más que a los ocho años “los magotes” no fueron… Me parece que eso está traspasado a todo…
¿Cómo armaste el equipo, te costó?
No. Convoqué yo. Después me va costando porque tenés un recomendado y resulta que no es lo que uno pensaba o es una persona con la que es más dificultosa trabajar. Somos muy poquitos, siete, me acompañan Mane Stancato, Lihue Noe Acosta Movia, Floreal Acosta Movia, Meme Canziani, Santiago Abello, Sebastian Iglesias y Micaela Lifschitz.


¿Estás contenta con el equipo?
Re contenta con el equipo con la escuela, con el cartel de la puerta, ahora descubrí que google te dice las horas que estás en los lugares: 80 horas he estado la semana anterior.
Este es un lugar mítico para el barrio…
Los sé. Los chicos de El Ático que eran los que antes de que el gobierno tome el lugar y lo recupere, estaban con el tema del circo –malabaristas- están viniendo a ensayar acá, que al principio estaban como “este lugar era nuestro” y ahora están re copados…

¿Cuantos alumnos hay?
Unas cincuenta personas diarias, alrededor de doscientos cincuenta en total. Me ocupo mucho de la parte humana, me interesa seguirles la pista, ver quiénes son, porqué están acá, cómo llegaron, qué buscan…
Hay chicos que vienen todos los días a todas clases, están en “su escuela”. Después hay otra tanda que ningún otro lugar los contiene que son los malabaristas, los acróbatas que están estudiando en la UNTREF o la UNSAM que no tienen espacio para entrenar y sale muy caro pagar, vienen los Miércoles de 13 a 16 hs. Por el marco legal ellos firman una declaración jurada de salud (por el seguro) y entrenan en el Espacio Azul que es la sala más chica y no se usa para las clases… Eso también nos acerca a la comunidad de circo que es un poco más rebelde que con la cosa estatal tiene problemas… El otro día vino a entrenar un diabolista francés que lo primero que preguntó es ¿cuanto es? El lugar le resultó amplio, lindo, luminoso, pero no podía creer que era gratis. Todo esto para mí es muy importante, que esté esta propuesta de educación pública de calidad y gratuita para la gente.

¿Cuáles son los proyectos hacia 2024?
Legalmente el año próximo para la escuela es el primero, este año arrancamos a partir de Junio y no me daban las fechas para una cursada con primer año completo, entonces estamos haciendo como una “prueba piloto”. Tenemos muchos proyectos para el futuro, queremos que empiece a haber espectáculos de circo y variettes de artistas que quieran actuar acá. Las funciones serían en la sala grande con los espectadores debajo del entrepiso. Hay cosas de infraestructura y legales que tenemos que terminar de ajustar, no tenemos sillas, gradas, sonido, luces.

La idea es ver cómo hacemos para juntar dinero para comprar estas cosas que la escuela necesita. Queremos que esto crezca y que la comunidad de circo sepa que esta escuela -que es la única municipal- es para que se use. También el año que viene queremos abrir un día más de entrenamiento libre.
Me gustaría también que la Escuela de Circo traspase las barreras del barrio y sea un lugar icónico dentro de CABA, de pertenencia para toda la comunidad de circo
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Esta nota fue publicada originalmente en la Revista Floresta y su Mundo edición 392 (Noviembre 2023)