Hacía tiempo teníamos pendiente una nota sobre “Casa Yerbal”. A través de diferentes vecinos y de las redes nos fue llegando diversa información sobre actividades y buenos gestos. Finalmente en Instagram llamó nuestra atención unas publicaciones de “Costura libre” sumado a referencias de la ONG “Vivir” y decidimos que era el momento de acercarnos al lugar y conversar con Laura y Tadashi -los responsables- para luego contarles a los vecinos de que se trata.
Casa Yerbal es un espacio en Villa Luro, un lugar abierto a los proyectos sociales, formativos, culturales, profesionales que lxs vecinxs del barrio quieran brindar en su comunidad. Es una iniciativa de Responsabilidad Social de Famiglia Viajes, que es una empresa de viajes y turismo radicada hace 10 años en Villa Luro. Gestiona y financia la casa, buscando un impacto positivo en su comunidad, enlazando solidariamente personas, espacios y proyectos.
En el espacio se desarrollan distintas actividades. Bachillerato Popular “Independencia” para finalizar el secundario, apoyo escolar de la Red de Apoyos escolares Caba. También hay talleres de costura Libre, danzas árabes, Canto. En Agosto inició un taller los sábados de manejo de celular para personas mayores, un taller de robótica y formación en oficio de Barbería.
Los días viernes se dicta taller literario de la “Asociación Solar de Integración” al que asisten jóvenes del barrio.
Esta Casa Abierta al Barrio comenzó a funcionar en el año 2015. En Pandemia empezaron con una Olla Popular de lunes a viernes y ahí se dieron cuenta que no podían cerrar el espacio sino que redoblaron la apuesta y decidieron abrirlo a la comunidad, pero transformado en un proyecto educativo y cultural.
El bachillerato popular, surge de un grupo de estudiantes que estaba en la facultad de Psicología de Independendecia, fueron itinerando muchos años porque no encontraban un lugar que los alojara de forma sostenida en el tiempo. Hace tres años se quedaron sin la sede que tenían en Boedo (ellos son de la zona de San Cristobal/Boedo), entonces hablaron con Laura y Tadashi y les dieron el espacio. Tiene título oficial, todos los bachilleratos populares están homologados como anexo de una escuela media de educación oficial y cuando terminan el curso que es acelerado porque es para adultos, son tres años, terminan con un título oficial de escuela media.
Apoyo escolar es los martes y jueves.
El taller de Barbería apunta a una población de 16 a 25 años, Jóvenes que tengan las ganas de empezar a hacerse con un laburo, un oficio que les dé la posibilidad de sostenerse y hacerse una moneda. El taller es gratuito.
El costo de los talleres en Casa Yerbal viene de acuerdo a la propuesta del que lo trae, hay algunos que por ahí quieren vivir de eso, pero siempre piden a los que cobran que sea accesible. Algunos lo quieren hacer a voluntad para difundir por amor a lo que hacen y lo quieren difundir desda la gratuidad.
Si hay talleristas en el barrio que necesiten un espacio pueden acercarse y proponer, y si hay lugar en el horario que necesitan, “Con Laura tenemos el “Sí” por delante. Casi todo es siempre sí” -aclara Tasdashi- “nos ha funcionado, por ahí tenemos el sí fácil, pero también intuición para la calidad de gente que tenemos adelante”.
Y agrega para terminar “No está de más agregar por esto de la gratuidad, que nosotros podemos pagar el alquiler porque los chicos están laburando para que la empresa pueda sostener esto. Es un poco el esquema que tiene la responsabilidad social”.
YANINA y su TALLER DE “COSTURA LIBRE”
Como contamos al principio, nos gustó el modo que Yanina encaró la difusión de su propuesta, porque hace Costura, que se supone que es algo antiguo y clásico y ella lo encara desde un lugar lúdico que también puede tener una salida laboral.
Lo cuenta así: “Se llama Taller de costura Libre y tiene que ver con que cada uno trae un proyecto o una idea que tenga para llevarla a cabo y si no sabe coser yo le enseños desde agarrar la aguja hasta llegar a la máquina de coser, dar la terminación y si es necesario la moldería”.
Yanina es diseñadora de indumentaria, modelista y hace moldes desde cero: “Actualmente no trabajo de eso y estuve buscando hace tiempo hacer algo que me de felicidad, no por lo económico sinó porque a mí me hace bien y me gusta transmitirlo”.
Y su entusiasmo parece contagioso “Haciendo costura hay gente de todas las edades. Jóvenes como una chica de 16 años, una de 23, un chico joven que vino diciendo “quiero hacerme tal ropa que no existe” y bastantes mujeres mayores, cómo una señora que recién se jubiló y no sabe coser y en su vida siente que su tía le dejó un legado (y una máquina de coser)”.
Y nos cuenta con orgullo: “siento que se genera una comunidad entre mujeres grandes y los más jóvenes, entre todos van ayudándose, no necesariamente soy la única que enseña, sinó desde la experiencia de haber cosido antes las otras personas colaboran con el que tienen al lado, se van acompañando en el proceso”.
Para participar no es necesario ninguna experiencia previa: “Todos puede aprender de cero sin prejuicios. No importa si sos grande, chica o varón, todos vienen acá se sientan, algunas mateando, haciendo cositas, charlando cada una a su paso porque no todas tienen los mismos niveles. Hay una señora que cose muy bien, a mano y la ves y es súper prolija da gusto verla las de al lado la miran, pero con la máquina no se anima. Bueno ello puede colaborar conmigo y se genera un ámbito donde todas podemos ayudar sin necesidad de ser experto”.
“Empezamos desde cero, desde cómo se enhebra, cuantas hebras se usan para coser, los diferentes tipos de costura a mano, para qué sirve cada una, para luego pasar a la máquina de coser y si yo les pido hacer un surfilado, hacer un hilo hilvanado que sepan lo que es”.
“Una propuesta del taller es que aprendan a reutilizar la ropa que tienen en casa, prendas que les tengan afecto porque eran de un familiar o aprovechar una tela buena, que las puedan intervenir y reutilizar, generar eso de reciclar nuestra propia ropa y no tener que caer en el consumo”.
Coser es un oficio noble y la experiencia del modo que lo cuenta Yanina tiene algo zen: “Con el taller quiero generar entrar a un lugar que te de paz, hacer lo que te gusta y si en tu casa no podés –coser se puede hacer en cualquier lado- venir y que nada te interrumpa… Sería como una meditación, acompañado con gente que hace lo mismo, compartís una tarea con alguien, concentrado y que puedas hacer lo mismo y sentirte feliz con lo que hacés.
Sinceramente, yo puedo estar sentada cosiendo horas y tal vez esa costura no tiene ninguna finalidad ni económica ni nada… A mí me hace bien sentarme, concentrarme en lo que hago y mejorar, cada día hacerlo un poquito mejor, porque me gusta… entonces quiero que el que no tenga un espacio en su casa o necesite no tener distracciones con ruidos, con teléfono o familiares que lo demanden puedan tener acá un lugar donde vienen, están un rato, cada uno hace lo quiera hacer y después se van a su casa”.
Instagram: Casa Yerbal
Esta nota fue publicada originalmente en la Revista Floresta y su Mundo edición 401 (Septiembre 2024) ©