En la última sesión del año de la Legislatura porteña, como ya nos tiene acostumbrados el gobierno de Larreta, se aprestaron a votar un paquete de leyes que habilitan la venta de inmuebles de la Ciudad con miras en favorecer el negocio inmobiliario y en detrimento de los intereses de los vecinos. Lo mismo de siempre pero con una salvedad, aprovecharon la última sesión en la que contaban con los 2/3 de votos oficialistas para llevar adelante sus negocios sin tener que consensuar con nadie.
Dentro del remate de inmuebles, lamentablemente entró también la venta de la manzana de Segurola, Elpidio Gonzalez, Sanabria y Juan Agustín García donde funcionaba el ex instituto Roca. La excusa del proyecto es utilizar el producido de la venta del Roca junto a dos inmuebles más ubicados en Curapaligue 727 y Perón 2048, para la construcción del Centro Modelo de Reeducación y Reinserción Socio Educativa en el bajo Flores. Más allá del pomposo nombre, se trata de una institución para menores privados de su libertad.
El Roca fue uno de los ejes de la campaña del Frente de Todos, en donde se propuso a través de las legisladoras Pokoik y Penacca la construcción de un polo educativo para dar respuesta a la falta de vacantes que afecta a las familias del barrio. Pero lo que no muchos saben es que sobre los mismos inmuebles que el Jefe de Gobierno dispuso su venta, existía otro proyecto presentado por el bloque radical, aliados de Larreta, que proponía un proyecto a todas luces contradictorio con lo que se terminó votando. Básicamente la propuesta de los radicales consistía en construir de acuerdo a los parámetros internacionales en materia de derechos humanos, institutos descentralizados en los mismos inmuebles en donde ya funcionaban. Y según sus propias palabras, la construcción de un centro centralizado para todos los menores de la ciudad choca con los parámetros internacionales y produce una re-estigmatización sobre los menores en conflicto con la ley penal. Parece que los negocios pueden más, porque finalmente los radicales terminaron votando la venta de los inmuebles para la construcción de un único centro. A las palabras se las lleva el viento. Y tan es así la cuestión de las palabras y el viento, que es imposible no recordar que en el marco de la campaña, el nuevo presidente de la comuna, Mauro Pedone, se había comprometido a que el Roca no sería vendido, hace muy poco tiempo (*).
AUN NO ESTA PERDIDO
Para que quede firme la venta del Roca aún falta que convoquen a una Audiencia Pública en la que, aunque no tenga carácter vinculante, todo vecino interesado puede anotarse y participar, para discutir sobre los intereses genuinos del barrio. Y posteriormente debe someterse a una segunda votación en la que el oficialismo ya no podrá contar con los votos necesarios para aprobar el proyecto con su sola voluntad.
Será necesario entonces seguir discutiendo con los vecinos del barrio que es lo que quieren que suceda con el ex Hogar Roca, para que cuando llegue el turno de la Audiencia, sean muchas las voces que se opongan a la venta para la construcción de grandes edificios que alteren la vida del barrio, para que los legisladores sepan que se está discutiendo un proyecto que le da la espalda a la gente. Y en definitiva para que lleguen a los oídos del Jefe de Gobierno que hay un barrio organizado, que con sus representantes no están de acuerdo en insertar torres donde antes no las había. Sabemos que contamos con el apoyo de los flamantes comuneros Fernando Moya, Yanina Arias y Pichi Paladini para llevar adelante éste trabajo, y ahí descubriremos si los comuneros oficialistas tienen la voluntad de escuchar y representar a sus vecinos o simplemente se harán los distraídos.
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*N de la R: Tenemos el testimonio grabado.
© Esta nota fue publicada en la Revista Floresta y su Mundo edición 351 (Diciembre 2019)