La existencia de otra persona y al mismo tiempo su relación con ella, son una de las condiciones más necesarias que tienen el hombre y la mujer para existir, esto significa que una persona solo sobrevive y subsiste en sociedad, y cuando lo hace por y para otros.

Esta existencia se da en el ámbito abstracto de la mente y los sentimientos, y al mismo tiempo en el ámbito tangible de la experiencia. Para que exista cualquier tipo de vida social es indispensable, así como la naturaleza necesita del agua y el sol, que el ser humano pueda experimentarse y sentirse en fraternidad junto con otros de su misma especie.
Por todo lo que acabo de mencionar es que necesitamos de la existencia de símbolos que nos unan y nos permitan sociabilizar, los símbolos cumplen con la característica de pertenecer al mundo abstracto de la mente y el corazón, y ser al mismo tiempo una representación material capaz de ser vista por todos nosotros.
Diego Armando Maradona, para los pueblos del mundo y para la República Argentina, ha sido uno de los símbolos más grandes de los últimos tiempos.

Símbolo de este mundo post moderno que reúne la historia de la humanidad en todos sus aspectos, una sociedad retrograda y evolucionada, construida a base de fe y ciencia, y como resultado de traiciones y lealtades para con las ideas más deplorables y las éticas morales que hacen a los valores más ejemplares que pueda tener todo ser humano.
Diego Maradona logró unirnos a todos los argentinos y argentinas, nos ha hecho sentir vivos, nos demostró y nos hizo creer que somos parte de la misma cosa. Nos ha representado, con todo lo que ello implica; pudimos vernos y ser en él y, al mismo tiempo, tener fe, pudimos creer. Es por creer en Diego y por haber experimentado en él, que en los pocos 200 años de historia de la Argentina una de las únicas, sino es la única unión que hemos tenido, fue producto de este ser humano argentino que nos hizo hermanar en una sola alegría. Diego Maradona, nacido en las entrañas de este increíble país, hizo y hace posible la esperanza en la desesperanza de un pueblo golpeado que aun hoy se sigue construyendo, y que lo hace como todos los pueblos del mundo, a base de las victorias y derrotas que surgen de las luchas que se llevan adelante todos los días.


Ante la partida de esta persona, el más humano de los Dioses, el sentimiento que hoy tenemos es lógico y entendible; cualquier argentino y argentina no sienten más que emoción pura por comprender a Diego Armando Maradona. Nos hizo y nos hace sentir, nos unió y nos une, fue y es símbolo de todo lo que dije, ha sido y es nuestra bandera.

Diego nace hoy y para siempre en el corazón de los pueblos. Diego Maradona se convierte en raíz espiritual y base material de nuestro hermoso lugar llamado Argentina; nuestra historia, que comenzó a construirse con los hechos y las ideas de San Martin y Belgrano, se continuará escribiendo con él; y no por ser Maradona solamente, sino porque ha representado en su máxima expresión todo lo que los argentinos y argentinas somos, y porque además, nos hizo querer mucho al país demostrando que vale la pena darlo todo por la camiseta.

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Es por eso que…
quienes estamos orgullosos de ser Argentinos y humanos;
quienes tenemos el corazón celeste y blanco con un sol gigante que nos ilumina día a día;
quienes somos fríos y apasionados, y amamos y odiamos;
quienes somos los más grandes y, al mismo tiempo, los más boludos del universo;
aquellos que somos humildes y orgullosos, rebeldes y la sumisos, inteligentes e ilusos, la tristeza y la alegría, el llanto y la risa;
los que pertenecemos y vamos a la popular o a la platea para ver la vida;
los que entramos a una cancha para hacer y deshacer las magias más extraordinarias;
los que soñamos lo imposible y nos conformamos con lo más posible;
quienes recordamos y olvidamos que la vida es hermosa siendo de ARGENTINA…

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Por eso y mucho más es que para todos nosotros Diego seguirá siendo una parte nuestra, y quizás haya sido necesario que Maradona se vaya de viaje para que todo ello ocurra. Solo aquellos que nos sentimos parte de esta hermosa nación y grandioso pueblo lo vamos a poder comprender.

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DIEGO ARMANDO MARADONA, nuestro barrilete cósmico, nuestra esencia, nuestra esperanza, nuestro capitán que nos hizo soñar desde muy chicos.
DIEGO, es y será símbolo de nuestra vida humana; símbolo del pueblo, símbolo de la Argentina.
¡VIVA DIEGO ETERNO, GRACIAS POR SIEMPRE!

Escrito con el Corazón argentino y maradoniano de Agustín Diaz Pereyra, ideológo y gestor del Centro Cultural TER de Av. Rivadavia 8535

© Nota editorial de la edición 358 (Diciembre 2020) de la Revista Floresta y su Mundo