No imaginábamos que esta reunión en el pasaje Pío Collivadino 436 en pleno “Barrio Alvear” iba a ser tan importante. La propuesta de los anfitriones “Cuenca en Red”, “Comunidad Villa Ambato” y la “Mesa de Trabajo y Consenso de Parque Avellaneda” para aquel sábado 12 de Julio a las 16 hs. era una “Merienda para conocer el tesoro escondido de parque avellaneda” y fue cierto, teníamos una idea de lo hermosa que era esa casona escondida atrás el Instituto Vocacional de Arte y que forma parte de la Escuela Técnica N° 8 D.E. 13 «Paula Albarracín de Sarmiento», pero recorrerla y conocer su historia fue una experiencia mágica.
Nos recibieron con un juego, una sopa de letras que se resolvía leyendo los carteles icónicos con fotos e historias. Era increíble estar en una casona como la del Parque Avellaneda pero más sofisticada, con bellas escaleras de madera con herrajes trabajados que van subiendo con forma acaracolada a plantas altas señoriales, con jardín de invierno y el mirador como torre de castillo, desde donde se aprecia la belleza de este barrio parquizado, florido y oxigenado que disfrutamos quienes lo conocemos y amamos. En el instagram @revistafloresta subimos muchas fotos y videos.
La reunión fue importante, un mojón en el camino para la recuperación patrimonial de Villa Ambato y tendrá continuidad el Sábado 9 de Agosto a las 16 hs., encuentro abierto al que están todos invitados.
Dieron la bienvenida a la “Villa Ambato Comunidad”, los profesores del colegio Gabriel Cundari y la historiadora Cecilia Demartín, quienes plantearon una reunión informal y participativa, para luego entregarnos un relato magistral y atrapante que nos llenó de deseo por ver este espacio con un nuevo esplendor.


La historia de Villa Ambato contada por la profesora Cecilia
Hace ocho años que estoy en la escuela. Los que trabajamos acá, vemos este edificio hermoso. Pero se naturalizó el deterioro, no funcionamos acá, la mayoría de las aulas están en el edificio nuevo. Y a raíz de los cien años de la escuela, me acerco a su historia y la de Villa Ambato. Así fuimos conociendo qué fascinante es, arquitectónicamente bellísimo, lleno de detalles, pero también hay toda una historia detrás de Villa Ambato, que tiene que ver con la del barrio, la ciudad y la educación desde una escuela. La idea es abrir esta historia, que todos los vecinos puedan recordarla y tratar entre todos de formar esta comunidad, para poder visibilizarla.
Villa Ambato nace en la década del ´80 y es construida por Carlos Casimiro Olivera Piris, uno de los primeros ingenieros civiles en recibirse en el país. Estamos en plena década de la Organización Nacional y la consolidación del estado y una de las políticas del estado a fin del siglo XIX, es invertir en transporte para conectar todo este territorio argentino. La ingeniería para obras públicas como puertos, ferrocarriles y demás es importantísima. En 1870 vamos a tener una primera camada de egresados ingenieros civiles, entre ellos va a estar Carlos Olivera, con otros doce como los ingenieros Huergo, White… Huergo está casado con la hermana de la esposa de Olivera, porque eran todos amigos, es que otra característica de la República Oligárquica o Conservadora, es que hay un fuerte vínculo entre la clase política y la élite económica de la época y vamos a encontrar los mismos nombres en las industrias, estancias y puestos políticos.

Hay cuatro edificios que fueron construidos por Carlos Olivera, donde van a encontrar un estilo, que son las arcadas de acá, “La casona de los Olivera”, “Las Acacias” en Luján, que se pueden visitar y un cuarto, muy hermoso, que lamentablemente no existe más.
Olivera construye esta casa enorme y bellísima para su familia, inspirado en el renacimiento italiano. Va a vivir acá y luego su hija. En ese momento, esto pertenece al Partido de San José de Flores -hasta 1888 pertenece a provincia- y todavía no estaba urbanizada, es zona de estancias, quintas y va a seguir así hasta más o menos 1920. Para esa época, los grandes terratenientes se van a ir hacia el centro, y a la periferia de la ciudad van a venir los sectores populares, dando a esta zona carácter de barrio de clase trabajadora. Villa Ambato acompaña estas transformaciones.
Así este edificio se va a convertir en escuela en 1924. ¿Cuál es el contexto de 1924? Ya tenemos una necesidad por parte del Estado de ofrecerles escuelas secundarias a los hijos de los sectores medios, que ya no tienen que ir a trabajar y pueden estudiar. Entonces el presidente Olivera le va a pedir a un personaje muy importante para la historia y del feminismo argentino, que es Carmen de Pandolfini, gran educadora y maestra normal, que se encargue de la gestión de una nueva Escuela Profesional y del Hogar de Mujeres Nº 7, que más adelante se llamará Paula Albarracín.

Estas primeras escuelas profesionales de mujeres, que va a haber muchas en la Ciudad de Buenos Aires, están gestionadas por las primeras mujeres profesionales, de las pocas egresadas de la universidad. Estas escuelas están pensadas por mujeres como Cecilia Grierson, Elvira Rawson, Julieta Lanter, no para que la mujer en el hogar espere al marido proveedor “con un pollo al horno”, sino que pueda gestionar la economía, ser complementaria del hogar en lo económico y eso genera independencia femenina. Aquí enseñaban a administrar -por ejemplo- el servicio de catering, un taller de corte y confección. Egresadas de la década del 50, nos contaban que pudieron trabajar con un montón de diseñadores, algunas viajaron y ocuparon el espacio público.
Para mediados del ´50, nuevos cambios históricos traen la necesidad de obreros calificados. Y esta escuela, este edificio, van a acompañarlos convirtiéndose a principios de los ´60 en una Escuela industrial. Y cuando el desarrollo exige inversión en tecnología, este edificio va a ofrecer técnicos especializados a esta nueva sociedad.
Esta construcción, así como la ven, está bastante arreglada estructuralmente, han llegado las obras a conservarlo. Una parte te da tristeza, por el grado de abandono que hubo, pero nosotros creemos que Villa Ambato es uno de los pocos edificios que pueden contar la historia de la educación y de la sociedad, de cómo el estado se fue adaptando a las necesidades sociales y cómo este edificio supo guardar todos esos recuerdos y nos lo puede contar. Un edificio que está escondido y cuando alguien no ve, no conoce, no recuerda, el olvido hace su tarea, que es la destrucción. Y tememos que pese a que las conducciones resistan, insistan, el abandono con el tiempo sea evidente y ya no valga la pena sostenerlo.


El túnel que une las casonas ¿Mito o verdad?
La escuela, el edificio y el predio guardan mucho mito urbano. Todos preguntan: “¿Pudiste ver el túnel?”. Ex-alumnas decían “mi compañera me dijo que se rateó por el túnel antes de entrar a la prueba y que apareció en medio de La Casona”, pero nunca un “yo fui al túnel, yo lo vi”, estamos buscando ese testigo fiel. Hay vecinos que dicen que de chicos jugaban en el túnel a las escondidas. Hay un testimonio oral muy importante, que habla de los túneles que comunican Villa Ambato con La Casona de la Chacra de los Remedios. Por eso si alguno conoce a alguien o sabe fehacientemente algún testimonio que pueda aportar sería genial.
Por el 2006, un equipo científico de la UBA, de ciencias exactas y de filosofía y letras, hizo un trabajo en La Casona en busca de estos túneles, pero con la tecnología de aquel momento no llegaron a ninguna conclusión. Hay signos compatibles con lo que podría ser un túnel, pero nunca se hicieron los cateos para poder determinarlo.
Un señor en Facebook, me dijo que supuestamente la entrada está en la biblioteca de acá. La biblioteca que se fundó en 1966, está acá en el primer piso. Por ahí es una que estaba en el subsuelo, justo debajo de lo que era la rectoría. Cuando era una casona estaban las cocinas en el subsuelo, incluso cuando fue la Escuela de oficios. Algunos dicen que es donde estaba el aljibe, cada uno le puso el lugar que quiso.
¿Por qué se llama Villa Ambato?
Carlos construye esta hermosa residencia, cuando está recién casado con Rosa Molina Reguera, hija también de un gran hacendado de la época. Y en honor a su padre, que había nacido en Ambato, Ecuador, es que le ponen Villa Ambato. Sabemos que los carruajes ingresaban por un camino de rosas y árboles desde lo que hoy sería Lacarra y Av. Juan B Alberdí hasta la muy bella la puerta del edificio.
No sabemos exactamente cómo fue Villa Ambato antes de convertirse en escuela. Si alguno conoce a algún vecino que tenga fotos o dibujos de su esplendor… O de cuando fue escuela. Quizás tengan en un baúl o caja de zapatos, sería bienvenido, porque hay historias que nos faltan reconstruir.
Las “rectoras ilustres”
Carmen de Pandolfini, primera mujer en formar parte del Consejo Nacional de Educación, va a ser la primera rectora. La segunda fue Sara Justo, hermana de Juan B. Justo, cuñada de Alicia Moreau y una de las primeras mujeres en tener el título de doctora, era odontóloga. Mientras era docente en esta escuela, tenía un consultorio cerca y cuando asume como directora, vende todo el mobiliario de su casa, incluyendo el piano que dona a esta escuela. También administró la escuela.
Estas primeras directoras, le van a dar a la escuela esta impronta de excelencia en la educación femenina, que es fascinante cuando uno lo contextualiza en la época.
Una princesa descendencia de los Borbón
El año pasado hablando con Carmen, egresada de los años ´50, me dice: -¿vos sabés que acá estuvo como maestra una princesa llamada Padilla y Borbón? Al principio dijimos hmm, después empezó a tirar datos. Ella investigó y con sus compañeras en el año 52, llegan a la conclusión que evidentemente era descendiente de la dinastía de Borbón y justo le hacen una entrevista en la revista “Selecciones” en la que cuenta su historia María, prima de Juan Carlos, el rey de España que murió hace poco. María se enamora de un argentino, dueño de un ingenio en Tucumán que se trae la princesita y luego se separan (formalmente no), ella se viene con sus tres hijos a Buenos Aires y vive como toda aristócrata, de una pensión que le da la corte. Una de sus hijas se llama María Pía, tuvo hijos y sería la princesa que tuvimos de maestra por el año ´52. La segunda hija, Isabel no tuvo descendencia y fue más famosa porque administró el Museo Rodríguez Larreta.
Haciendo Comunidad: Expone Fabio OLIVA, referente de Cuenca en Red y la MTC
Acá estamos con Enrique, Lucio, Ariel, Gonzalo, Rafael, Noelia, Guillermina y algunos más. Este territorio, Parque Avellaneda, Comuna 9, es de mucha participación, hay muchas redes y entramados, acá está la comunera, gente del Ministerio Público de la Defensa, medios barriales acompañando, acá el señor es de Floresta y su Mundo, muy importante para difundir.
Les quiero decir que hoy nosotros acá estamos siendo protagonistas de la historia de la recuperación de este edificio. Hay dos cosas claves para celebrar, primero que hay una propuesta de construir comunidad, nos la están haciendo los profes, los directivos de la escuela que están presentes. También que hoy este lugar esté abierto un sábado a la tarde, nos da una señal de esperanza, porque si hay comunidad y reconstruimos la historia, recuperamos la memoria, estemos tranquilos que estamos en el buen camino y este edificio se va a recuperar.
Hace 40 años, el Parque Avellaneda, La Casona, estaban totalmente destruidos, abandonados, fragmentados. Un grupo de vecinos con Roberto “Tito” González Táboas como impulsor, el 9 de septiembre de 1989 nos invitan a crear una organización que se llamó CESAV -Centro de Estudios Sociales y Actividades Vecinales Barrio Parque Avellaneda. ¿Por qué? Porque la gente no sabía que vivía en el barrio Parque Avellaneda, decía que vivía en Floresta, Lugano, Floresta Sur, Mataderos, y Tito tuvo esa visión de decir, “nadie quiere un lugar que no conoce, hay que recuperar la historia, la memoria de este lugar, y así este parque va a ser el mejor parque de la ciudad de Buenos Aires”. A este parque no se podía entrar a fines de los 80, los edificios, La Casona se estaba abriendo abajo, la abrimos por primera vez en 1990 para el concurso de fotos “El ojo en el Barrio”.
¿Saben qué es la Mesa de Trabajo y Consenso? Hay una ley, la 1153, pero la ley vino después de la Mesa, la ley lo que hizo fue reconocer que hubo ese grupo de vecinos que a través de una metodología de planificación participativa y de gestión asociada, construyó un plan para recuperar el parque -eso fue en el año 1994- en el año 1997 es el primer plenario de la Mesa de Trabajo y Consenso (el de julio de este año va a ser el 313), ese primer plenario lo que hizo fue instalar un espacio donde el gobierno y los vecinos están en una misma mesa gestionando el Parque Avellaneda.
Se reconoció después en el 2003 a través de una ley, pero ¿qué estaba sucediendo ahí como hecho innovador e histórico de transformación de lo que para nosotros es “la política” con mayúsculas? Los vecinos, las organizaciones corresponsables en el espacio público con el gobierno, para gestionar la recuperación del parque y el destino de ese lugar, que si es público es nuestro, es de todos y es un espacio en el cual los que habitamos en un territorio tenemos que tener la posibilidad de discutir qué es lo que queremos para ese lugar. En la ciudad de Buenos Aires, pese a que no se fomenta tanto la participación, Parque Avellaneda ha logrado eso, tener un “plan de manejo”, un proyecto muy importante que es cultural, educativo, ambiental que tiene una huerta, un Grupo de Arbolado…
Hay un vínculo entre la experiencia de recuperación del Parque Avellaneda con este lugar… Primero se recuperó superficie, en el 2000 se inaugura La Casona como “Centro de Arte Contemporáneo” y sede de la “Gestión Asociada”, los plenarios se realizan ahí. El otro edificio de altísimo valor patrimonial es el “Antiguo Natatorio” y a través de un proyecto que también surgió de la Mesa de Trabajo y Consenso, en el año 2001, se crea un grupo promotor para que sea una escuela y en el año 2007 se inaugura la Escuela Media, especializada en ambiente y espacios públicos y construcción de espacios verdes, que ahora se llama Ernesto “Che” Guevara. En el 2006 se recupera el “Antiguo Tambo”, que es un gran Centro Cultural, todos los fines de semana es un gran escenario. La Fogata, un evento masivo, hoy la más importante de la Ciudad, en el ´88 se empezó con una fogatita muy chiquita. Esa fogata es una expresión de la comunidad y hay algo detrás de todo esto que tiene que ver con lo que estamos hablando. Memoria, identidad y mucha comunidad que se fue reconstruyendo en el tejido social, que es lo que hace posible que esto siga su camino.



En el año 2007 vienen a la Mesa a proponernos hacer una ley para que La Casona de los Olivera sea Patrimonio Histórico y les decimos, nos parece buenísimo, pero hay que entender que esta Casona está en un parque, está el Natatorio, el Antiguo Tambo. Y a su vez, en 1912 cuando le compran las tierras a los Olivera, lo que se dice en esa sesión del Consejo Deliberante es que tenía que haber “un segundo Palermo para el oeste de la Ciudad de Buenos Aires”, por eso se reservan 40 hectáreas para el Parque Avellaneda, que termina siendo el núcleo identitario de todo el barrio que empieza a crecer a su alrededor. Esa Ley 3042 del 2009, única en la Ciudad, termina llamándose Casona de los Olivera, Parque Avellaneda y entorno e incluye Villa Ambato y así logramos que las miradas y las posibilidades de defender este edificio crezcan. Antes, dependía de que el Ministerio de Educación tenga recursos o que la comunidad lo sostenga de alguna manera.
La ley dice, que cualquier obra que se haga dentro del polígono tiene que tener un aval de la Mesa de Trabajo y Consenso. En el 2022 nos llega un pedido por una obra de remodelación en Villa Ambato. Vimos el pliego, estuvimos de acuerdo, la obra empezó y a los pocos meses la empresa constructora la abandonó, después de haber empezado demoliciones, empeorando la situación de un edificio que ya estaba muy deteriorado. Ahí se activa de nuevo la Red, nosotros como Mesa de Trabajo y Consenso, como Cuenca en Red, nos pusimos en relación con las autoridades de la escuela, los profes y empezamos a ver de qué manera se empieza a construir esta Comunidad de Villa Ambato para hacer un proceso similar al del Parque de Recuperación.
En la vía Judicial, expone la Dra. Victoria: “Tenemos derecho a saber por qué pasaron las cosas”:
Mi nombre es Victoria Vergara, del Ministerio Público de la Defensa, organismo del Poder Judicial de la Ciudad, creado en la Constitución de la Ciudad Autónoma en el año 1996 con la obligación de apoyar, asistir, escuchar y acompañar a las personas para que puedan ejercer sus derechos. Desde la Secretaría de Derecho a la Cultura, tengo que trabajar para que ustedes y todos los que habitamos esta ciudad, podamos ejercer los derechos culturales, que en este caso tiene que ver con la protección del patrimonio cultural, material e inmaterial, que no solo es cuestión de edificios, sino de la historia y las identidades que nos representan en estos lugares.
Convocada por la Comunera Lorena Crespo, en junio del año pasado participé de los 300 plenarios de la Mesa de Trabajo y Consenso, en julio realicé la primera visita al Parque Avellaneda, donde pudimos determinar el estado de los inmuebles, y como existía esta obra paralizada desde el año 2022, vine a conocer la escuela y obviamente advertí todas estas cosas que ya se estuvieron comentando. A partir de eso, mi tarea es enriquecer la narrativa de defensa de esta escuela.
Vengo a convocarlos, a todos y a todas, que se puedan ir acá con estas preguntas, ¿Cómo conocieron la escuela? ¿Qué sintieron cuando la conocieron? Un poco como cuando el niño Bruno, que recién se preguntaba por qué no funciona el trencito del Parque. Tenemos derecho a saber por qué pasaron las cosas, y para saber nos tenemos que organizar, desde mi expertise que es lo jurídico, pensar. Gracias a toda esta lucha, este camino, esta organización que vienen contándonos, yo hoy puedo agarrarlas como herramientas políticas y decirles a ustedes, las leyes las tenemos, ahora las tenemos que hacerlas cumplir.
Como dice una persona muy valiosa, la Lic. Mónica Capano, Presidenta de la Comisión Nacional de Monumentos, Bienes y Lugares Históricos, refiere a la necesidad de proteger el patrimonio desde la refuncionalización de los espacios con las necesidades del presente. Por eso y para tener en claro cuáles son las necesidades de la comunidad de Villa Ambato, empecemos a escribir qué soñamos de este lugar, qué queremos que haya acá ¿una sala para que los niños y niñas adolescentes tengan una actividad particular? Hay que apropiarse de nuestros lugares. Después de pandemia, la tecnología, el celular, la inteligencia artificial, es el momento de reforzar lo humano, lo comunitario, por eso celebro la Villa Ambato Comunidad.
Hay que traer más ideas, propuestas y “visibilizar”. Todos referían al abandono de parte del Estado, es evidente que no hubo una planificación, un compromiso real por defender o proteger este inmueble.

No todo está perdido, hoy tenemos una estrategia jurídica, que no consistió solo en estas visitas que hice, sino que a fin de año, logramos una reunión en esta misma sala con el Ministerio de Educación, con los directivos y un compromiso. Ese compromiso cuenta de dos fechas: Una con las obras provisorias que plantea hacer el gobierno de la ciudad para evitar que las funciones pedagógicas se dejen de realizar. Eso fue resuelto en mayo, no vamos a dejar de hacerle el seguimiento. El otro plazo que se comprometió, es a contactar a la Mesa de Trabajo de Consenso para realizar el proyecto integral de reformas y de refuncionalización de este edificio. Tenemos septiembre como una fecha, un horizonte. Cuando llegue, tenemos que tener en claro qué y cómo lo queremos, después, nuestra tarea, va a ser estar a disposición, sistematizar, escuchar, y lo que sí les pedimos a todos y a todas que cuenten con el Ministerio Público de la Defensa, con nuestras charlas en la Mesa de Trabajo, todas las articulaciones que podamos hacer para que todas las generaciones que transitan esta escuela, pero sobre todo el barrio, puedan participar de esta idea. Porque si no, no podemos hacer nuestra tarea de enriquecer la narrativa de defensa.
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Ahora, “multiplicar es la tarea” para rescatar esta joya, el tesoro oculto de Parque Avellaneda: Villa Ambato. Podés seguir las acciones del proceso de recuperación en nuestro Instagram