Aunque la mejora es indudable, el edificio actual -que cuenta con tan solo cuatro años de uso- está en condiciones deplorables, con goteras, filtraciones cloacales, luces que desprenden agua, techos caídos, medio edificio con las paredes peladas, sin comedor (siendo doble o incluso triple jornada en ocasiones), puertas, bancos y caballetes rotos, y mucho más inconvenientes.