Rescatando La Historia De Titus

por | Dic 16, 2025

El vecino Pablo Smodlaka, pide ayuda reconstruir la historia de su bisabuelo, un pintor montenegrino que vivió en Floresta

“A la gente le gustan las historias” me dijo Jorge, el director de Floresta y su Mundo, cuando me propuso escribir acerca de mi bisabuelo paterno.

Y me quedé pensando. Porque la historia que quiero contarles no tiene la forma típica de introducción/nudo/desenlace que suele atrapar y porque es mi búsqueda de su historia, más que su propia historia. Titus es protagonista de una trama familiar escurridiza y apasionante, que está incompleta y en proceso de creación: con mis herman@s, mi mamá y mi primo vamos encontrando piezas de este gran rompecabezas y tratamos de encajarlas en su figura.

Mi bisabuelo estuvo en Floresta y su Mundo: por los relatos familiares, vivió algunos años en Bahía Blanca y Bacacay, quizás entre 1940 y 1944.

Titus Smodlaka era el abuelo de Pedro, mi papá. Nació en Kotor, Montenegro, el 3 de enero de 1882. Fue el más chico de ocho hermanos (cinco mujeres y tres varones), estudió ingeniería civil en Checoslovaquia, fue Jefe del Departamento de Obras Públicas y Transporte, construyó algunas obras durante la primera guerra mundial para los aliados y fue funcionario del gobierno de Popovic entre 1917 y 1919.

Con mi bisabuela Antonia (Tonka) tuvieron dos hijos en Croacia (mi abuelo José y mi tío abuelo Pedro) y en 1925 llegaron a Antofagasta, en Chile, desde Londres. De ahí viajaron a Argentina y nacieron mis tías abuelas Filomena (la llamábamos Menka) y María (era Mary). Sé que también hay historias por conocer de sus hijos e hijas, pero eso será para profundizar en otro momento.

En Buenos Aires, Titus primero fue a Liniers, estuvo en Parque Chacabuco, después fue a Arrecifes y entiendo que en sus últimos años vivió en Floresta. No sabemos si también vivió en otros lugares.

Titus fue pintor y se dedicó casi exclusivamente a pintar con óleo sobre terciopelo, con una técnica ultrasecreta que parece que se transmitió entre los varones de la familia. Mi papá falleció en 2021 y nunca le pregunté de ese misterio ni de otros aspectos de la vida de su abuelo. 

Sus cuadros estaban en todas las casas familiares y durante años los veía en distintas paredes, sin preguntarme mucho. Pero hace unos meses, hubo dos señales alrededor de sus obras que sacudieron mi curiosidad por conocerlo más. Sí, me di cuenta que sabía muy poco de él y empecé una investigación frenética.

Primero, fue un mensaje de mi hermana al grupo familiar de Whatsapp, contándonos de una paciente suya cuyo abuelo tenía un cuadro de Titus. Nos compartió una foto de la obra y nos contó que ella pasaba mucho tiempo en la casa de su abuelo y se acordaba del apellido en la firma. 

Después, esa misma mañana, leí un lindo poema del escritor platense Julián Axat. A partir de un cuadro de Titus de 1927 que heredó de su familia, cuenta detalles de mi bisabuelo que ni yo sabía. Al toque le mandé un mensaje al poeta y me invitó generosamente a conocer el cuadro. Eso ocurrió una mañana de noviembre: viajé a La Plata y lo visitamos con mi amiga Almendra, que le copó el plan. Julián tenía mucha intriga por saber más de la vida de ese pintor algo marginal y charlamos un montón, fue genial. Él me propuso armar una exposición con algunas obras de Titus y yo le mostré una foto de mi bisabuelo en la terraza de la casa de Bahía Blanca, donde están también mi papá, mi abuela Luisa, mi tío Tito y mi tía Tita. También le conté algo que lo estremeció: Titus murió atropellado por un tren a los 62 años. 

Después de nuestro encuentro, Julián escribió un artículo imperdible para la revista Belbo (en Google: Resplandor en el terciopelo) y seguimos en contacto.

Mi primo Diego (también bisnieto de Titus) ya venía trabajando en torno a su vida y su recorrido político para la tesis de una maestría que está estudiando. Con él estamos buscando información, imágenes, memorias, artículos de diarios, testimonios, cartas y otros registros que nos ayuden a armar el rompecabezas del bisabuelo. O una parte. Sabemos que es una construcción parcial y que atraviesa generaciones, con lo complejo que puede ser ese desafío. Pero así y todo, disfrutamos compartir la aventura y todavía no sabemos el final. “Amar la trama más que el desenlace”, canta Jorge Drexler.

¿Sabías que Titus vivió en Floresta? ¿Habías escuchado de él?

Si sabés de alguien que pueda tener información de su paso por el barrio (o por otros barrios) o si alguna vez viste un cuadro suyo, podés contactarme y sumamos una pieza a este rompecabezas caprichoso. A veces, se dan casualidades o conexiones inesperadas y asombrosas.

¡Uno nunca sabe!

Porque Floresta y su Mundo siempre puede sorprenderte…

Pablo Smodlaka Masci
Comentarios a psmodlaka@gmail.com