La terapia biomagnética es una técnica segura, no invasiva y ha sido utilizada por muchas culturas para aliviar el dolor. Los imanes pueden reducir la inflamación y liberar al organismo del ácido láctico y otros desechos orgánicos. Sus efectos benéficos se observan prontamente en casos de migrañas, sinusitis, insomnio, problemas digestivos y musculares.
¿Pero cómo puede ser posible?
Por tratarse de sistemas electromagnéticos, los cuerpos de los seres vivos reciben la influencia de fuerzas magnéticas positivas y negativas. La corteza terrestre ejerce un poderoso campo magnético negativo, aunque durante el día la mayor influencia es la fuerza positiva procedente del Sol. Por la noche el campo magnético negativo de la Tierra estimula el oxígeno en las células, facilitando el sueño, la curación y reduciendo las inflamaciones. Durante el sueño se produce la mayor cantidad de funciones de reparación orgánica.
La prueba más simple la ofrece el efecto en las fracturas óseas.
Se ha demostrado que es posible disolver el calcio, mediante la aplicación de imanes de campo permanente, es decir se puede aumentar la capacidad de regeneración del organismo y ayudar al desarrollo de los huesos y de la materia fibrosa cálcica de los mismos. Los campos electromagnéticos, magnéticos y eléctricos estimulan el desarrollo del hueso, aceleran la cicatrización de las fracturas y reducen el dolor producido por la presión de los fragmentos de hueso astillado sobre los nervios. Al observar la radiografía final de una consolidación de fractura ósea en un paciente que haya recibido tratamiento con imanes permanentes, será difícil establecer dónde estuvo el tallo de la misma pues no quedará señal del callo óseo, ni rastro de la fractura original.
Aunque la terapia con imanes de campo magnético permanente puede ser utilizada para acelerar la consolidación de fracturas óseas, su alcance llega hasta los trastornos emocionales y los fenómenos derivados del estrés.
La terapia con imanes permanentes se aplica en los desgarros musculares, el síndrome del túnel carpiano, las desviaciones de columna, la rigidez del cuello y de los miembros inferiores.
Imanes para terapia del dolor
Para el manejo del dolor se coloca en el consultorio, diversos tratamientos con imanes de 55 mm, después la persona se va con pequeños imanes circulares sobre la superficie corporal en las áreas hacia donde irradia el dolor conocidas como «puntos disparadores del dolor». Para mantener el imán en su sitio, se utilizan cinta hipoalergénica.
La importancia de los polos
Todo imán tiene dos polos, dice la primera ley del Magnetismo. Se trata de un polo positivo-sur y uno negativo-norte. Los imanes pueden distinguirse por su intensidad y su tamaño. El polo norte o negativo puede ser de color rojo o azul, el mismo oxigena la piel, bajando la inflamación, relaja. El polo positivo o sur de color negro o amarillo, estimula, tonifica, calma el dolor. La combinación de ambos polos regenera.
Características básicas del tratamiento
El tiempo: depende de la intensidad del dolor y del tipo de imán utilizado. Se recomienda colocar el imán en la zona afectada por tiempos que varían desde unos minutos hasta varios días.
Frecuencia: se determina de acuerdo a cada condición particular, dependiendo del grupo sanguíneo de la persona.
* Ante cualquier duda, siempre consulte a su médico*