Elvira Torres, nuestra querida amiga, una de mis Mujeres de Floresta dejó este mundo.
Años de transitar el dolor sin consuelo posible como es la pérdida de su hijo Cristian, Elvira persiste y se reinventa cada día para seguir viviendo.
Siempre con su sonrisa y sus ganas de compartir buenos momentos con sus seres queridos.
Su muerte me hace sentir de cerca ese dolor que sobrellevó por más de viente años.
Su cuerpo no resistió frente a la ignominia que el destino le había marcado. Y su salud se fue apagando.
Cristian, junto con Maxi y Adrián fueron asesinados en nuestro barrio a manos de un indigno policía, la noche del 29 de diciembre de 2001. La masacre de Floresta, no sólo nos quitó a tres jóvenes, nos dejó un saldo irreparable, un cimbronazo en el alma que aún pervive.
Elvira, sé que estarás, te habrás quedado con aquello que es tu esencia, tu candor de mujer dulce y sencilla, la seducción en tus bailes y seguramente con tu campera de cuero para rockear por fin con tu hijo, en algún lugar del Universo.
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La escultura de Elvira es parte del conjunto escultórico «Mujeres de Floresta» que homenajea a ocho mujeres destacadas de la comuna 10.
La Masacre de Floresta
El asesinato de Maximiliano Tasca, Cristian Gómez y Adrian Matassa, fue un hecho cruento que marcó y atravesó para siempre al barrio de Floresta. La madrugada del 29 de diciembre de 2001, cuatro amigos de entre 23 y 25 años, estaban dentro de una estación de servicio en Bahía Blanca y Av. Gaona, mirando las imágenes de la noche anterior, en las cuales mostraban como manifestantes golpeaban a un policía, uno de los jóvenes comentó: “Por fin una vez le tocó a ellos”, al escucharlos, el suboficial Velaztiqui -quien custodiaba el lugar- discutió con ellos, sacó su arma y les disparó causándole la muerte a tres de ellos. El cuarto joven se salvó porque alcanzó a correr de la tragedia. El (mal) policía Juan De Dios Velaztiqui fue condenado a prisión perpetua.
Cristian, Adrián,Maxi y Elvira presentes, ahora y siempre…