El Cigarrilo Cómplice

por | Ene 7, 2025

Esta época turbulenta da lugar a muchos desaguisados: arrebatos, peleas, enfrentamientos, crímenes, hurtos, robos, solo por mencionar algunos, como sabemos hay muchos más y por supuesto las mentes de algunos, quizás delirantes, se ponen en juego para elucubrar distintas acciones.

Esta época turbulenta da lugar a muchos desaguisados: arrebatos, peleas, enfrentamientos, crímenes, hurtos, robos, solo por mencionar algunos, como sabemos hay muchos más y por supuesto las mentes de algunos, quizás delirantes, se ponen en juego para elucubrar distintas acciones.

En este caso una banda particular tenía un objetivo claro: asaltar cualquier comercio, fábrica, kiosco, negocio que tuviera que ver con cigarrillos. Para ello sostenía una logística estudiando, observando, qué tipo de objetos, mercadería, vendían en esos lugares. Cuando confirmaban lo que ellos querían planificaban cómo consumar el hecho: horarios, vigilancia, movimientos que tenía ese servicio o negocio. Así fue que consumaron delitos con la particularidad de llevarse dinero y cuantiosos paquetes que contenían tabaco tan dañino para la salud.

Dentro del raid delictivo hubo uno que llamó la atención de los investigadores y de la opinión pública: lo sustraído en una casa de electrodomésticos se llevaron también muchos cartones de cigarrillos. Aclarada la situación cuando terminó la operación incompleta por la llegada de la policía que no pudo detener a los malhechores por desperfectos de los patrulleros, la entidad propietaria dilucidó que esos cartones eran obsequios de los fabricantes.

Siguieron los policías las distintas pistas que dejaban los ladrones. Estaban desconcertados por declaraciones de testigos porque manifestaban varios de ellos, coincidencias, en cómo aparecía quien aparentaba ser el jefe de la gavilla: siempre con un pucho entremedio de los labios. Algunos agregaban anécdotas hasta, si se quiere, pintorescas como aquella que en una fila de clientes en un banco esperando que abriera las puertas vieron a un sujeto junto a otros que repartían paquetes de cigarrillos aconsejándoles a los que los recibían que leyeran cuidadosamente el mensaje junto a la propaganda de la marquilla que manifestaba cuidarse del cáncer que produce el tabaco. A todo esto, los presentes ignoraban lo que iba a suceder a posteriori: asaltar a un camión recaudador que estaba estacionado cerca de las puertas del banco. 

Continuaron los delincuentes con sus pensamientos extraños que sumaban a los robos planificados como la vez que se sumaron a la cola de los jubilados/as donde aparecían con bidones de agua mineral y paquetes de cigarrillos para repartir con la salvedad que muchos/as rechazaban recibir los cigarrillos, pero sí aceptaban el líquido y los consejos de los repartidores: leer las leyendas escritas en los paquetes sobre las consecuencias del fumar y repartían números para un sorteo de una canasta -literal- de remedios de primera necesidad para salir al paso de los límites que impusieron las autoridades que restringieron el beneficio del descuento que se hacía sobre esos medicamentos.

Pasó el tiempo; quiso el destino que en pleno centro de CABA los ladrones fueron apresados después de asaltar a dos maxi kioscos, advertidos por peatones que avisaron a la policía de tal fechoría. Cuando los periodistas, movileros, les preguntaron al cabecilla el porqué de tener en cuenta los cigarrillos, el porqué de su identificación tan particular de tener en el bolsillo o entre sus labios un cigarrillo respondió: -Es un cábala que mantengo cuando me anunciaron que si seguía fumando contraría cáncer, a partir de aquí sostuve que había que extender una campaña para que la gente dejara de fumar y no sostener compañías que lucren con el dolor ajeno y por otro lado me sirvió a mi para no tentarme de reencontrarme con el pucho. Cuando le preguntaron porqué seguía cometiendo delitos, muy suelto de cuerpo respondió que de algo había que vivir, para esto tengo un cómplice…siempre tengo en el bolsillo un cigarrillo, pero del que no me tiento y, a veces uno en los labios del que no trago el humo. Cuando le preguntaron sobre sus secuaces dijo que lo acompañaban en la patriada porque no pudieron inscribirse como grupo para combatir el no fumar porque no tenían la inscripción correspondiente, siempre faltaba un papelito para presentar…